


Equisese y cia, anochecer en el desierto
Equisese y cia, anochecer en el desierto
Arabia Saudí, como es sabido, es una un Reino, por lo que hay rey, príncipes y princesas. Pero un reino peculiar, por la cantidad de miembros de la familia real existentes. Abdulaziz bin Saud, el fundador del Reino (y el que da nombre al mismo), llevó a cabo una inteligente política de matrimonios con el objetivo de cohesionar a las distintas familias de clanes rivales. Esto, a parte de las relaciones de servilismo e interese creadas a continuación, llevó a la creación de una inmensa familia real. Se puede decir que hay miles de príncipes, que viven del erario público y, por supuesto, controlan gran cantidad de empresas e instituciones.
En la actualidad gobierna uno de los hijos del fundador y todos sus predecesores también eran hijos del mismo. Imaginad, por lo tanto, las edades que tienen ya el resto de sucesores. Al no ser hereditaria de padres a hijos, en la actualidad existe una cierta incertidumbre en torno a cuál de las diferentes ramas familiares será la que se haga con el poder. Esto tiene gran importancia, pues las familias representan, muchas veces, diferentes formas de pensamiento y , por lo tanto, está en juego un futuro aperturista o no en el país.
Como he comentado en Arabia Saudí existe un número desorbitado de príncipes. Por supuesto hacen lo que les viene en gana: compañías privadas de aviones, empresas que ofrecen servicios e Internet sin censura, fiestas, viajes al extranjero, corrupción. Hace ya casi dos meses tuve la oportunidad de acudir a un iftar (la comida que rompe el ayuno durante el Ramadán) organizado por un príncipe. El lugar, un palacio, los invitados, extranjeros, hombres y mujeres en la misma sala (algo supuestamente prohibido). El palacio no era la residencia del príncipe, pero era algo enorme. Salas inmensas y un montaje considerable, incluyendo una sala especial para niños, con castillo hinchable incluido.
Por supuesto existen príncipes que aprovechan su casi total impunidad para hacer el "mal". Es decir, a parte de corrupción, contrabando de alcohol, inmigrantes y drogas. Aprovechando muchas veces sus yates, aviones y barcos privados.
Y es que, como en todas partes pero más, con dinero se hace cualquier cosa. Esto me recuerda una fiesta a la que acudí hace tiempo a casa de un tipo hijo de un hombre poderoso (no sabría decir si príncipe). Por supuesto una finca impresionante casi en medio de la ciudad, con multitud de villas, piscinas y sirvientes. El festejo a todo tren, comida, musica y alcohol de calidad (incluso latas de cerveza) Desde fuera parace normal, pero el simple hehco de montar una fiesta casi en Riad y con alcohol es toda una aventura. El simple hecho de transportar las cantidades de bebidas (pensad en la cantidad de latas, porque las botellas proporcionalmente a su graduación y respecto a las latas ocupan menso espacio) existentes a la fiesta indica que verdaderamente los orgnaizadores consideraban que no corrían ningún riesgo. Y esto aquí significa tener poder. Por cierto, que en esa fiesta estaba el ex-bético Denilson.
Todo esto como símbolo del poder y dinero que tiene los príncipes en Arabia Saudí y de las incongruencias que normas excesivamente estrictas crean a diario.