viernes, 26 de octubre de 2007

UN DÍA EN LAS CARRERAS....

Perspectiva 100% saudi de la pista

Esta misma tarde hemos acudido al hipódromo de Riad. En mi vida había ido a las carreras de caballos, y la verdad es que ha sido un plan interesante. Surgió a través de unos argentinos que trabajan en las cuadras del SSMM el Rey Abdullah. El pasado miércoles fuimos a cenar a la finca de fin de semana del monarca, donde los argentinos (veterinarios, jockeys, entrenadores, etc.) viven y trabajan. Un lugar enorme, a las afueras de Riad, como una pequeña ciudad: 2.000 caballos (a mi me parecen muchos, la verdad), muchísimos camiones para llevarlos, mezquitas, gasolinera, casas y oficinas.
Todo bien cuidado, moderno y aderezado con esa nota de color local

A diferencia de la mayor parte de Riad, donde abunda el cutrerío, el hipódromo es uno de los lugares más civilizados a los que he ido. Un recinto nuevos, con zonas verdes, bien cuidade, las últimas tecnologías, 2.000 metros de pista y gentes “normales”. Es decir, aún yendo con su disfraz, daban buena apariencia, apenas barbudos, ¡¡¡¡vamos lo que pensaríamos nosotros de típico saudí que va a Marbella!!!!

Foto Finish

Por supuesto las gradas están divididas en una parte para solteros y otra para familias, donde pueden ir las mujeres. En una planta superior hay una zona cerrada con terraza adjunta donde sirven un buffet y parece que pueden acudir mujeres, las cuales, por lo que vimos, iban en ropa de calle e incluso fumaban en la terraza (menudo escándalo). En definitiva, un paraíso para lo que estamos acostumbrados.

Las gradas masculinas. En la primera planta es donde están las mujeres de calle

La tarde pasó rápido, una carrera cada media hora, en dos de ellas compitiendo un argentino que conocíamos. Lo sorprendente de todo es que la entrada es gratuita y no hay apuestas, pues están prohibidas en Arabia Saudí (¡hombre, por favor!). Por ello todo ese montaje es un saco roto de dinero, financiado por las arcas públicas para que el pueblo se divierta (pan y circo…!). Sin apuestas la emoción para los ajenos a los equipos es por supuesto igual a cero. Pero el asunto es que cada equipo es de un príncipe (en Arabia Saudí hay miles) y ahí reside la emoción. Como son familias grandes con cuadrillas de chupópteros alrededor, los piques son entre cada una para ver quien gana. Así pues los príncipes se dejan fortunas en caballos (hasta seis millones de dólares) y jockeys, solo para ganar a su primo segundo.

Por supuesto la galantería local...¡qué no falte! Ojito también al mafias del traje

Como está prohibido apostar y para darle más emoción al asunto en la entrada se vendía una revista especializada, con la que venían de regalo una serie de boletos. Antes de cada carrera se pidía echar tu boleto en unas hurnas numeradas como los caballos participantes. Al final de cada carrera se cogía la hurna del caballo ganador y mediante azar se sacaba un boleto que era premiado con unos 800 €. Eso sí...apuesta no es!!!!!!!
Esto es Arabia y así se lo hemos contado

2 comentarios:

Destructor dijo...

Umm, que "chic" eso de las carreras...no me perderé las próximas y montare una forma de apostar ilegalmente para sacarle la pasta a los pakis.
Algo así como la famosa lotería filipina que dice Crispal que gano una vez y yo no me lo creo!!

Destructores Saludos!!

Anónimo dijo...

barbacoas en la casita de verano del monarca, carreras de caballos..os quejáis de vicio hombre..