domingo, 16 de septiembre de 2007

RAMADÁN, RAMADÁN


Ha llegado el Ramadán. Éste es el noveno mes del calendario musulmán (el cuál es lunar, lo que hace que la celebración varíe a lo largo de los años) y durante el mismo se realiza ayuno durante las horas del día. Muchas calles y casas están decoradas con luces muy similares a las usadas en Navidad. Son las fechas de las reuniones familiares, cenas, regalos, etc.

En Arabia Saudí, como son así de majos, está prohibido comer, beber o fumar en público durante las horas de luz. Por lo tanto todos los restaurantes están cerrados y si quieres comer pues uno se tiene que aguantar. Por supuesto en otros países musulmanes no es así, solamente habrá que tener, dependiendo de cual se trate, más o menos cuidado en no molestar a la gente. Sobre todo si pensamos que muchos de estos países están en zonas donde aprieta el sol de lo lindo y debe ser un calvario el no beber nada. En estas fechas, al menos aquí, cambia completamente el ritmo de la ciudad. Durante el día hay mucha menos gente, incluso es más difícil encontrar a gente en las oficinas. Lo curioso es que esa falta de actividad diurna se reanuda por la noche, hasta altas horas de la madrugada, siendo posible ver atascos y masas humanas en malls a las 2 de la madrugada. ¡Incluso hay empresas y tiendas que abren hasta muy tarde!

El otro día, en un aeropuerto, pillé el final oficial del segundo día de Ramadán (cuando es la llamada a la oración del anochecer). Había mucha gente con bolsas al lado suyo y en cuanto sonó la oración todos, al unísono, empezaron a comer y beber, aumentando también el trasiego de la terminal. Nótese que no era en Arabia Saudí, por lo que uno podía comer y beber en los establecimientos pertinentes cuando quisiera.

En mi lugar de trabajo la mayoría son musulmanes, pero se puede sin problema comer y beber. Por respeto, y para que no caigan en la tentación (jejejeje!!!) uno es prudente y come apartadillo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

odos tenemos firmes convicciones sobre nosotros mismos, sobre las personas que nos rodean... Lo necesitamos para sostenernos, para ser coherentes y encontrar un equilibrio dentro de la complejidad del mundo.Las creencias son , para mi , parte primordial de mi vida , ellas actúan como un software , pues son órdenes que son obedecidas y las veo reflejadas en mi vida como vivencias o experiencias , por tàl razón las creencias pueden impulsar mi crecimiento personal o pueden frenarlo.
Si creo que tengo miedo , carencias, desamor , fracaso , dinero , amor , éxito etc, actúo como un imán para ello, atrayéndolo de manera natural, instantánea, convirtiéndose en mi realidad inmediata.