martes, 18 de septiembre de 2007

OMÁN,BIEN,BIEEEEEEEEEEEN.!

El puerto de Mutrah, de donde partía Simbad el Marino

Hace unos días regresé de Omán, de un viaje de trabajo. Omán es un sultanato prácticamente desconocido que solamente salió hace poco en las noticias debido a un huracán que arrasó varias zonas del país. A día de hoy aún se pueden observar los efectos de éste: marcas de agua, varias obras y coches destrozados en cauces secos, pero la verdad es que se han dado prisa en la reconstrucción.

Mezquita y fortaleza en la parte antigua de Mascate

Omán está separado del resto de la Península Arábiga por el desierto del Rub al Khali, del tamaño de Francia. Esto hace que la comunicación terrestre sea complicada y por ello, históricamente, ha sido un pueblo que “ha mirado al mar”. En tiempos formó un pequeño imperio con posesiónes en Baluchistán y Zanzíbar. Ello se refleja en el carácter de sus gentes, más abierto comparado con los saudís, y en las propias razas: árabes, negros pakistanís (a parte de la horda de inmigrantes indios).

El zoco de Mutrah

Omán está regentado por el Sultán Qaboos, el cual no tiene descendencia. Se dice que es homosexual…
El palacio del Sultán, monísimo

En Omán la religión es musulmana, aunque de una secta llamada ibadismo. El traje típico es el thoub (aunque sin cuello), turbante y puñal al cinto (aunque solo en grandes momentos). El país es desértico, aunque en la costa el clima es más llevadero, sobre todo al sur, en la región de Dhofar, donde en verano llega el monzón y todo se pone verde. En mi estancia un día decidí aprovechar que Mascate (la capital), a diferencia de Riad, tiene aceras, para darme un paseo de exactamente 800 metros. Creo que no sudé más en mi vida, y es que, a veces, la estupidez no ocupa lugar.

Montañas y oasis en el interior

Omán posee enormes playas y se están construyendo diversos complejos turísticos en ellas. El Sultán, que tiene muy buen gusto, ha tratado de mantener la tradición en las edificaciones. Así pues, a diferencia de otros países de la zona, los edificios son bajos y con ciertos elementos tradicionales y pautas cromáticas.

Una de las fortalezas que visité

En Omán el alcohol no está prohibido. La primera noche en mi hotel pregunté por los restaurantes. Me contestaron que había tres: un ruso (¿¿??), un árabe y un africano, pero que habrían a las nueve de la noche. Extrañado por las temáticas y horarios me acerqué y mi sorpresa fue el ver que en cada “restaurante” había un escenario con rusas, árabes y negras (cada uno en el bar pertinente) bailando ligeritas de ropa (pero decentes, eh?) delante de 50 babosos que pagaban 15 euros (al cambio) por que una filipina las pusiera un collar de flores de su parte.Y de comida solo panchitos, imaginad el nivel de ranciedad…! En otros hoteles también había discotecas, imaginad la mezcla:occidentales, árabes fashion, filipinas (muchas mujeres de la vida) y omanís con su turbante, todos bailando “dame más gasolina”. Espeluznante!

Playa sin agobios de sombrillas

En definitiva un país bastante bonito, fuera de las rutas típicas y tranquilo. Recomendable para visitar, aunque no en verano, no vaya a ser que os pase como al tonto de mí y os dé un síncope por la calle.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante, sigue con tus crónicas.
Carlota

Anónimo dijo...

Interesante.
Por cierto ¿No sería paquistaníes, saudíes y omaníes? El plural de las palabras terminadas en i ó u acentuada se forma con "es" en lugar de "s".

El que muchos políticos y periodistas lo digan en la televisión no lo hace correcto.

Anónimo dijo...

En unos días me voy para allá y tus comentarios me han sido muy útiles. Gracias.

Anónimo dijo...

Tienes algún problema con las filipinas? Nací en España, de padres y familia filipinos. Mi pareja es omaní, y el Sultán no es homosexual.
Filipinas hay allí, y las mujeres trabajan en las casas.